NUESTRA RECOMENDACIÓN DEL MES
OCTUBRE CON O DE OTOÑO
Kazuo Ishiguro, galardonado con el último Nobel de Literatura, ha sido tanto amado como criticado por sus varias y atípicas novelas, y sus dos últimos trabajos son reflejo de esta polaridad.
“Nunca me abandones” (2005) es una distopía fácil de leer en términos de formalidad y estructura pero escrita mediante un prosa que traspasa la hipersensibilidad y hace sumirse al lector en una tristeza que se acentúa por la crueldad de una sociedad que, como en cualquier relato distópico, tiene tremendos paralelismos con la realidad.
Tal fue el éxito y la aceptación entre los devoradores de best sellers que se hizo una muy digna adaptación cinematográfica con un trío protagonista de altura (Carey Mulligan, Keira Knightley y Andrew Garfield). Ishiguro mostraba su versatilidad como escritor y su capacidad de empatizar con sus propios personajes consiguiendo así historias melandólicamente maduras.


En el lado opuesto de la acera, “El gigante enterrado” (2015) es una novela basada en la Edad Media, en la época del Rey Arturo más concretamente, con unos personajes tan pintorescos como caricaturizados, en un contexto más irreal que histórico y con una trama que no se deja ver fácilmente. Quizás el encanto de las novelas de Ishiguro sea la sencillez de su estructura, la facilidad de inmersión entre sus páginas y la curiosidad por llegar al final del camino, que si bien en la novela anterior este final se vislumbra, se asume y se llora, en “El gigante enterrado” no se llega a encontrar más que con la contraportada del libro.
No es una novela aburrida, no es difícil de leer, incluso la pareja encargada de desarrollar la historia es prometedora, pero las promesas no llegan a cumplirse y el lector no puede más que dar las gracias por los días vividos y pasar al siguiente libro. Porque no invita a reflexión, no deja huella, no produce el vacío que dejan los buenos libros tras su lectura.
¿Es Kazuo Ishiguro merecedor del Nobel de literatura?
Por su puesto.
¿Es inmune a críticas?
Pocos lo son.
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