Color, pasión, algarabía, son algunos de los adjetivos más indicados para definir la exposición de estos dos polifacéticos artistas; un homenaje a la vida, o mejor dicho, a la flor de la vida, cada vez mas extensa y más valiosa.

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Retroalimentando sus lenguajes, Pedro Almodóvar y Jorge Galindo han reflejado su arte en esta exposición en la que evidencian sus fuertes personalidades.

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Almodóvar, como buen conocedor del lenguaje audiovisual, ha puesto nombre a la parte fotográfica, para que fuera luego Galindo y su pintura quien diera el toque final a este canto a la espontaneidad.

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Ahora, la reflexión sobre la flor como elemento básico y recurrente en toda la historia del arte se ha vuelto la excusa perfecta para el desarrollo de estas obras, que reivindican lo propiamente sensorial a través de la contemplación.